A continuación, y según avanza la intoxicación, la orina cambia de a un color rojizo, esto se debe a que el pigmento rojo de los glóbulos desintegrados es eliminado a través de la orina.
Paralelamente, puede notar que al perro le cuesta respirar, efecto producido por la ausencia de glóbulos rojos (para transportar el oxígeno necesario).
Continúa con un acentuado decaimiento y aceleramiento del ritmo cardíaco.
Si el perro, continua comiendo cebolla o ajo como parte de su dieta regular, sin llegar a ser la cantidad de toxina, lo suficientemente grande para provocar la muerte, con el paso del tiempo, es muy posible que provoque una insuficiencia renal, a causa de la pérdida de hemoglobina.
Solo como referencia, puede considerar que una cantidad mayor de 4 (cuatro) a 6 (seis) gramos de ajo o cebolla (Crudo, seco o cosinado), por cada kilogramo de masa corporal del animal, ya es una cantidad considerable (esto dependerá de cada individuo en particular), y puede provocar una fuerte intoxicación en un perro. Debo destacar que, hay razas de perros, que directamente, no toleran ni el ajo ni la cebolla. |